Haber nacido en la República
Argentina supone hoy, a pesar de nuestros diversos orígenes,
ser portadores de ciertos genes que nos caracterizan. Quienes nacimos en estas
tierras y acumulamos algunos años y abundantes canas, sabemos perfectamente, lo
difícil que nos resulta a los argentinos coincidir en temas tales como la
política, la economía, la religión, la educación, la seguridad, la salud, las
relaciones internacionales, etc. Sin embargo tenemos, seguramente como producto
de esos mencionados genes, algunas identificaciones masivas: La patria, la
bandera y el himno nacional, nos enfervorizan a todos en cada oportunidad
convocante, como así también, en el deporte y la música, sobresalen en nuestras
preferencias el fútbol y el tango.
El fútbol es nuestro deporte más
popular a pesar de que su práctica profesional en Argentina se inicia recién en
1931, luego de algunos pocos años de amateurismo. Sus características técnicas fueron
mutando en estas tierras, de la fuerza bruta que se imponía originalmente, a la
habilidad, la picardía y la sutileza, atributos tan bien representados
actualmente en su máxima expresión, por Lionel Messi y no mucho antes por Diego
Maradona.
Como resultado de estas notables
apariciones reconocidas por todo el mundo y favorecido por el progreso de las
comunicaciones y la transmisión televisiva de los partidos, el fútbol ha
adquirido en Argentina una importancia de enorme magnitud. Las proezas
futbolísticas que se repiten y comentan en los medios, sumadas a las conocidas altas
remuneraciones que perciben los jugadores destacados, están provocando en los
niños y jóvenes argentinos una afanosa búsqueda de imitación. Búsqueda muchas
veces fuertemente alentada por padres y allegados, que mantienen la esperanza
de lograr rápidamente un crack, que además solucione los problemas económicos
de la familia.
¿Que méritos habrá que poseer entonces
para poder equipararse a Lionel Messi o a Diego Maradona?:
Habrá que descubrir lo impensado…
Logrando hacer lo inverosímil… Inventando lo imposible…
Confiemos en los genes que seguramente
tenemos los argentinos, pero sepamos que para triunfar en el fútbol como en
toda otra actividad, hace falta mucho sacrificio, mucha dedicación, mucha
paciencia… y mucha suerte.
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